Por ser un trabajo creativo e innovador de fácil sostenimiento y duradero, que no solo contribuye con el fortalecimiento del territorio a la descontaminación del sistema lagunar de Fúquene, sino que utilizando estrategias y tecnologías naturales como los procesos de depuración de aguas residuales a través de un Filtro Verde el cual utiliza una planta de tratamiento natural a base de plántulas para la purificación de aguas residuales y logra purificar entre 1,4 y 0,8 litros por segundo, dependiendo de la época del año. Esta planta es un sistema de bajo costo que ha logrado una eficiencia del 86% de remoción en los componentes más contaminantes y que utiliza un sistema sencillo y fácil de operar y mantener que beneficia a una población de 4.000 habitantes aproximadamente, al ganado, a la agricultura y al medio ambiente. Esta alternativa, para tratar aguas residuales, es de fácil acceso y replicable en otros municipios, industrias y/o fincas que necesiten contar con un sistema de purificación de agua. Este proyecto además de mejorar la calidad de vida y de agua potable de la zona, busca que las regiones comprendan que la solución está a la mano de todos y que con pocos recursos se puede implementar en diferentes regiones de nuestro país.
Por ser un proceso participativo e incluyente, donde los usuarios de los sistemas de abastecimiento de las veredas la Mancha y el Chuscal, lograron vincularse activamente para generar y poner en marcha un sistema de mejoramiento en la calidad del agua a través de la creación de un acueducto comunitario, en donde se conjugan tres componentes claves: lo ambiental, lo físico y lo organizacional y se generan opciones de mejoramiento social y económicamente viables para la región y sus usuarios.
El logro más importante de este trabajo, es como las comunidades fortalecieron sus capacidades y lograron generar estrategias para la movilización comunitaria entorno al cuidado y preservación del agua, no solo afianzaron los lazos de hermandad entre las veredas, sino que lograron generar un modelo replicable en otras zonas rurales de nuestro país.
Este proyecto presentado por la Fundación Alma y que involucra la restauración ecológica de cuatro humedales de la Región: Llanito – San Silvestre en Yondó Santander, Juncal – Baquero en Gamarra César, Tabacurú – La Eusebia en San Pablo Bolivar y Cachimbero – El Encanto en Cimitarra Santander. Por ser un proyecto participativo que involucra a las poblaciones ribereñas de la cuenca del Magdalena Medio y que ha generado lineamientos para la restauración de los cuatro humedales de la región y que en asocio con las organizaciones de pescadores y otras entidades, ha venido adelantando diferentes actividades para promover una política que les garantice a las comunidades mejores condiciones de vida, a sus pobladores a través del restablecimiento de las funciones ecológicas, la promoción de la pesca artesanal como modo de vida y el restablecimiento de especies de bosque nativo y el fortalecimiento de las organizaciones sociales y comunitarias que les permite a los pobladores y sus familias solucionar la crisis socio – ecológica de la región.
Este es un proyecto que nació en el año 2012 y que forma parte del Cinturón Verde Metropolitano, liderado por la Empresa de Desarrollo Urbano EDU y por la Alcaldía de Medellín y que con sus resultados ha permitido reorganizar una zona de la ciudad que a través de un modelo de gestión ha transformado integralmente el hábitat a favor de la gente, con innovación y responsabilidad, logrando un compromiso de sus habitantes por el respeto y armonía con la naturaleza. El Cinturón Verde Metropolitano, ha mejorado la calidad de vida de los habitantes y consolidado un territorio equilibrado y equitativo entre lo urbano y lo rural; enmarcado dentro de varios proyectos pedagógicos y de trabajo con la comunidad les ha permitido transformar de una manera ordenada, espacios que a futuro van a lograr el equilibrio ambiental que todo el cinturón requiere. Este proyecto ya se encuentra dentro del Plan de Ordenamiento Territorial y se constituye en un reto para continuar con su implementación y con la recuperación de suelos y lograr que cada vez más la comunidad se involucre y apoye en la transformación de su entorno. Sus resultados en tan corto tiempo son importantes: 14 planes integrales en el área de influencia, sembrado más de 40 hectáreas con 21.000 plantas, creado 7.000 metros cuadrados de huertas comunitarias, controlado el manejo de aguas de escorrentía, mitigado los riesgos de la zona con muros de contención y bio-ingeniería y lo más importante, la comunidad se ha sensibilizado y son ellos los que mayores beneficios han alcanzado con esta transformación de la ladera.
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