Esta Universidad desde el año 2010 concibió el modelo de Campus Sostenible como un modelo de gestión ambiental corporativo, que busca disminuir los impactos ambientales que genera. Este proyecto contribuye con el fortalecimiento del territorio frente al cambio climático y ha logrado involucrar al grupo administrativo, académico y a los estudiantes, integrando los principios, valores y prácticas del desarrollo sostenible en todos los aspectos de la educación. Hoy este modelo gracias al compromiso y las buenas prácticas implementadas ocupa el puesto número 47 a nivel mundial como la Universidad más sostenible, la tercera en Latinoamérica y la número uno en Colombia, según la clasificación de la Green Metric World University Ranking.
Durante estos años sus esfuerzos se han dirigido a lograr la sostenibilidad del campus, promoviendo el desarrollo de competencias relacionadas con el desarrollo sostenible en sus estudiantes, con proyectos implementados en: ahorro y optimización del uso del agua; el desarrollo, adaptación e implementación de tecnologías para la recuperación de nutrientes, nitrógeno y fósforo del agua residual generada en el campus; acciones de mitigación y adaptación al cambio climático para reducir la huella de carbono; programa de jardinería orgánica; consumo sostenible de elementos de aseo; uso eficiente y racional de energía, campo en el cual fueron pioneros en la investigación e instalación de paneles solares en el año 2015, y la implementación de un sistema de gestión integral de residuos sólidos.
El programa de Campus Sostenible es un ejemplo para todas las universidades e instituciones educativas no sólo colombianas sino a nivel mundial, mediante el cual se demuestra, que si queremos ser parte de la solución, tenemos que empezar reconociendo que somos parte del problema y tenemos que liderar con ejemplo y demostrar de manera vivencial a la comunidad universitaria que la sostenibilidad no sólo es un concepto académico sino una manera de pensar y de actuar.
La importancia e impacto de este proyecto, radica en su ubicación: cerca de un polo de desarrollo industrial en las afueras de Bogotá, que ha inducido el cambio del uso del suelo en la zona, y desde 1983 se empeñó con sus actividades ambientales en proteger su espacio y el territorio que iban a recorrer los visitantes del Ecoparque.
Durante este tiempo, la Fundación ha implementado procesos para el cuidado y conservación del Ecoparque a través de diferentes frentes como: implementación de programas de producción más limpia, construcción y puesta en funcionamiento de una planta de tratamiento de agua potable para abastecer el parque, la recuperación de ecosistemas relacionados con el recurso hídrico, la protección de cuatro reservorios que forman un sistema de humedal que hace parte de la reserva; la protección y recuperación de una mancha de bosque nativo. Por la protección del bosque y del humedal han regresado varias especies, algunas de las cuales están en vías de extinción. También resulta interesante el programa que desarrollan para establecer la conectividad ecológica entre Parque Chingaza y la cuenca del rio de Bogotá.
Este proyecto involucra diferentes actores, lo cual permite garantizar su continuidad como son los programas de Gestión Social y de Educación Ambiental tanto dentro del Parque como en las zonas de influencia; impulsa la participación social especialmente de la población de Tocancipá, vincula a los visitantes del parque generando y creando conciencia sobre el cuidado de los recursos, la revegetaliación y mantenimiento especialmente de los humedales Jaime Duque y Arrieros, y estimula el trabajo de investigación permanentemente con universidades y empresas asociadas que hoy contribuyen y son parte importantes para el cuidado y conservación del Parque.
Este proyecto ha establecido un sistema de recolección de aguas lluvias muy novedoso a través de tuberías perforadas que recogen el agua y que por gravedad llega hasta los estanques donde se almacena para su utilización en diferentes usos. Adicionalmente, ha implementado el ahorro y maximización del recurso agua, la conservación y la recuperación de cuencas hidrográficas, y el tratamiento de aguas residuales, logrando ahorros sustanciales en el consumo.
El área donde funciona el Jardín Botánico y un Mariposario, es un bosque natural de 15 hectáreas de bosque subandino en donde se conjugan actividades de protección y conservación del recurso hídrico, y que se ha convertido en un centro de investigación científica, de conservación ecológica y de educación ambiental. Además, en convenio con diferentes universidades y entidades educativas de la región se ha logrado que el Jardín sea hoy un lugar de referencia para el estudio de diferentes especies de fauna y flora. Los recorridos por sus bosques y sus senderos, hacen de este espacio un lugar especial que genera gran impacto y compromiso de todos los que trabajan ahí. Este trabajo es un referente para la región, además de ser un proyecto replicable y ejemplo para otros Jardines Botánicos de nuestro país.
Esta es una microempresa colombiana pionera en la fumigación con drones, cuyo proyecto reúne tres elementos indispensables para la protección y conservación del recurso hídrico: reconversión tecnológica, transferencia de tecnología e innovación.
Estas 3 actividades con el uso de drones para la aspersión de insumos agroquímicos, derivan en un ahorro de agua de más del 90% frente a la fumigación aérea tradicional. Para los procesos tradicionales de aspersión de agroquímicos (avioneta o aguilón) se requieren para 100 ha de arroz unos 64.000 litros de agua en un año, mientras con la utilización de drones, para la misma mezcla de agroquímicos y para la misma cantidad de hectáreas, sólo se requieren 5.600 litros, es decir, únicamente el 8% del agua.
Adicional a lo novedoso de esta la tecnología, al ser vehículos no tripulados se logra una mayor cobertura en amplias extensiones de tierra y en zonas complejas o de difícil acceso y mejora tanto la eficiencia como la calidad de las aplicaciones, reduce sustancialmente los costos y mejorar la rentabilidad de los cultivos, disminuye el impacto ambiental ya que la fumigación es dirigida solo a las matas y a muy baja altura, evitando la contaminación de las fuentes de agua y reduciendo los riesgos para la salud de los operarios en el sistema tradicional y a la comunidad.
Con el sistema de aspersión con los drones se concentra una mezcla más pura del agroquímico, y de esta forma se garantiza que en cada 10 gotas asperjadas, mínimo 8 son del agroquímico, y solo 2 son de agua. Contrario a lo que sucede con las aplicaciones tradicionales ya que en la misma cantidad de agroquímicos se mezclarían una gran cantidad de agua. Esta microempresa es un ejemplo a seguir y contribuye de una manera importante y significativa con el ahorro del agua.
La empresa de generación y venta de energía EPSA-Celsia a través del programa ReverdeC, entre mayo de 2016 y junio de 2019 ha realizado labores de recuperación de cuencas en 3.153 Hectáreas, protegiendo 22 cuencas del Río Cauca. Las intervenciones se han hecho mediante la siembra y mantenimiento de más de 3 millones de árboles de especies nativas en el marco de un plan operativo y social a través de organizaciones de base y propietarios privados, que involucra a más de 1.200 personas de la comunidad y aliados estratégicos que ayudan a implementar el programa como son: la Gobernación del Valle del Cauca, la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca – CVC -, la Federación Nacional de Cafeteros, el Fondo del Agua por la Vida de los Ingenios azucareros, Fedegán, Vallenpaz y el Sena.
Como parte de este programa, Celsia ha involucrado también a sus colaboradores en un programa de voluntariado, ha intervenido con talleres pedagógicos en 21 instituciones educativas y ha establecido dos viveros comunitarios. Su meta es sembrar en los próximos 7 años 1 millón de árboles al año para un total de 10 millones de árboles desde que inició el programa.
Con el programa ReverdeC la empresa de energía Celsia es un ejemplo para las demás empresas de energía en el país para que, además de la inversión obligatoria del 1% que les ordena la ley, se unan a las autoridades ambientales, a otras empresas privadas y a las comunidades e inviertan voluntariamente en programas de reforestación y recuperación de cuencas que los benefician a ellos, y a todos los usuarios de las cuencas. Esto es de suma importancia, si tenemos en cuenta que Colombia es un país forestal, donde el 80% del territorio continental tiene vocación forestal, y como tal debiera estar cubierto con árboles, pero sólo el 52% del territorio está cubierto de bosques.
Todos tenemos que unirnos para evitar la deforestación y reforestar a Colombia. Con este programa Celsia demuestra un liderazgo y compromiso hacia la sostenibilidad y el crecimiento verde para las presentes y futuras generaciones.
El proyecto es un sistema novedoso que reutiliza el 100% del agua en el lavado de los buses después del proceso físico-químico y microbiológico que realizan a través de una planta de tratamiento de aguas residuales NO domésticas. Con esta operación ahorran diariamente alrededor de 94 m3/día, sin generar vertimientos a ningún cuerpo de agua ni al alcantarillado, lo único que generan son los lodos de secado no peligrosos resultantes de la operación que disponen en rellenos sanitarios.
Expreso Brasilia es una empresa con mil quinientos empleados, que se preocupa de ir más allá de las mínimas exigencias ambientales, ha implementado este sistema en otras sedes o terminales de transporte en diferentes regiones del país, y ha realizado convenios con empresas que también cuentan con plantas o procesos de ahorro del agua. Adicionalmente a través de la Escuela de Conductores, realizan capacitaciones acerca de la importancia de utilizar lugares que apliquen y cuenten con mecanismos para el cuidado y conservación del agua. Este es un excelente ejemplo para otras empresas de transporte del país y de fácil replicabilidad.
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