Desde el 2013, la Fundación ALMA adelanta un programa que busca la restauración de áreas ecológicas estratégicas del río Magdalena de la mano del rescate del sistema cultural anfibio de comunidaedes de pescadores artesanales. Se trata de un ambicioso trabajo en las planicies inundables del medio y bajo río Magdalena, en coordinación con sus comunidades ribereñas. Mediante esta alianza se han adelantado las siguientes tres (3) estrategias:
Estrategias participativas de adaptación basada en ecosistemas al cambio y variabilidad climática en el Complejo Cenagoso de la Zapatosa y su sistema biocultural anfibio Esta estrategia ha adelantado, en forma participativa, la recuperación y fortalecimiento de los principales atributos ecológicos (composición, estructura y función) de los bosques riparios situados en el Complejo Cenagoso de la Zapatosa y su sistema biocultural cienaguero, así contribuir a la recuperación y conservación del ecosistema de Bosque Seco Tropical y el área naturalmente inundable, en la siguiente forma:
Implementación del Plan Especial de Salvaguarda “PES” para los Conocimientos y Técnicas Asociados a la Pesca Artesanal en las Planicies Inundables del Río Magdalena Esta estrategia protege la Pesca Artesanal y sus sistema de artes y conocimientos, que vienen desarrollando comunidades de pescadores artesanales tradicionalmente en los 53 municipios de las Planicies Inundables del Río Magdalena, en la siguiente forma:
Herramienta de sistema de información geográfico “La Subienda” Esta estrategia es un instrumento de uso de la información geográfica en constante actualización para fortalecer y divulgar el estado del oficio de la pesca, conocimientos y técnicas en las 13 ventanas anfibias a lo largo de las planicies inundables del río Magdalena, definidas con las comunidades de pescadores por la Fundación Alma, estas ventanas son puntos focales geográficos en:
El proyecto contribuye al fortalecimiento del territorio frente al cambio climático en la medida en que las y los mismos pobladores han tomado conciencia del complejo cenagoso de Cascaloa.
El complejo cenagoso de Cascaloa es un conjunto de 74 ciénagas que se encuentran en el Bajo Magdalena más concretamente en el municipio de Magangué y a su alrededor hay 12 corregimientos de Magangué. Desde Cascajal hasta Tacaloa de allí su nombre. El complejo cenagoso de Cascaloa como fuente de vida y han trascendido más allá de sus organizaciones, de sus comunidades ha defenderlo para que continúe ofreciendo alimento para su seguridad alimentaria.
En efecto, las 12 comunidades de alrededor del complejo cenagoso tienen por lo menos una organización de pescadores y de mujeres que decidieron unirse en la Coalición Vida a Los Humedales para defender sus ciénagas a través de procesos de organización, cabildeo, movilización, uso de medios de comunicación y acciones productivas para visibilizar la problemática del complejo cenagoso y han realizado plantones, ejercido derecho de petición, tutelas en defensa de su territorio se han aliado con organizaciones afines a la lucha; han establecido relaciones con opositores como los ganaderos y terratenientes que ven el agua del complejo como alimento para vacas frente a la mirada de las comunidades del agua como fuente de vida y han podido dialogar para encontrar puntos afines.
Se han realizado acciones de tutela para incidir y obligar al Alcalde anterior de Magangué – Bolívar a dialogar con las comunidades y establecer proyectos productivos para la zona. En fin, el proyecto contribuye a la defensa del agua como elemento clave para la supervivencia de los 23.000 habitantes de alrededor del complejo cenagoso y para la preservación de la flora y la fauna.
Trébola Organización Ecológica como parte de Cantoalagua, contribuye a fomentar la apropiación social de los territorios y las fuentes hídricas, por medio de espacios pedagógicos en donde quienes participan “aprenden haciendo”. Así, de manera participativa se construyen estrategias de conservación y cuidado del agua, que impulsan la gobernanza hídrica de los territorios. Cantoalagua nace con la necesidad de sanar/limpiar nuestros cuerpos de agua, con acciones que permiten incentivar el uso sostenible y la protección de los recursos hídricos en Colombia como limpiezas, recorridos de interpretación y reconocimiento del territorio, ejercicios de incidencia política, manifestaciones artísticas entre otros, generando además espacios de meditación y conexión con el agua a través del arte y el intercambio de saberes con poblaciones diversas que van desde niños hasta adultos mayores. Con esto, se espera integrar y conectar prácticas ambientalmente responsables partiendo del canto y las acciones colectivas como motores de cambio.
De manera específica, bajo una metodología de aprendizaje experiencial y lúdico, el cual busca una sinergia entre la participación ciudadana y la educación ambiental, se han consolidado diversos espacios con el propósito de crear acciones concretas que garanticen el fortalecimiento de líderes ambientales empoderados y capaces de generar cambios de prácticas, comportamientos y actitudes en torno a los cuerpos de cuerpos de agua de los territorios, comprendiendo que el agua es un elemento vital que dinamiza y sostiene la vida.
El proyecto permite fortalecer y generar biodiversidad, además abastece las cuencas hidrográficas que abastecen agua al territorio para enfrentar y adaptarse a los cambios de precipitación.
El territorio es concebido más allá de un mero espacio físico, puesto que en él hay relaciones sociales, pervive la cultura (memoria y la experiencia) con una representación simbólica ( por lo que es recordado). (Guía del fortalecimiento del territorio, CEUT).
Desde este punto de vista, el proyecto ha contribuido al fortalecimiento de quienes viven allí, de quienes tienen intereses por sus recursos hídricos y todo este conjunto social entretejido con la naturaleza, tal como se explica a continuación:
CONTRIBUYÓ AL ORDENAMIENTO DEL TERRITORIO: Aunque este proceso es muy incipiente, la comunidad amplió el conocimiento que tenía del territorio, identificando áreas críticas que requieren de la construcción de un plan conjunto por parte de los acueductos que captan aguas en la cuenca y de los productores agropecuarios. Como la Administración municipal ha comprado predios en la cabecera de la cuenca, está interesada en aportar el ordenamiento de la misma.
APOYÓ LA EQUIDAD DE GÉNERO Y EL RELEVO GENERACIONAL: La producción de la cartilla sobre etnobotánica, gracias a la activa participación de mujeres, jóvenes y niños, demostró su capacidad de trabajo, sus saberes y la paciencia de estos para acometer estudios de esta envergadura. Puede decirse que la mujeres se están dando su lugar y que se despertó el interés de niños y jóvenes en la cuenca como espacio de conocimiento y en la dirección de los acueductos, asunto antes exclusivo de los hombres mayores.
EN PROCURA DE LA RESILIENCIA DEL TERRITORIO: Entendiendo la resiliencia como la capacidad de adaptarse frente al cambio climático con una actitud positiva, la comunidad ha logrado reconocer que la destrucción del ecosistema de páramo y fenómenos naturales como el de El Niño afectan severamente la cuenca y su vida familiar, en este proceso se capacitaron en la construcción de viveros caseros para la producción de plantas nativas, la reforestación con 5000 plantas y la identificación de especies que pueden preservarse con la ganadería en modelo silvopastoril. Las acciones de reforestación se orientaron a proteger las zonas de recarga hídrica y el balance hídrico ha propiciado actividades para mejorar las redes disminuyendo las fugas y en general ahorrar el agua.
GESTIONAR EL TERRITORIO PARA SOLUCIONAR LOS CONFLICTOS AMBIENTALES: La gestión debería tender a fortalecer las capacidades de una sociedad para concretar las metas deseadas (Boisier, 2000), en este orden de ideas el proyecto permitió que distintos actores se aliaran con acciones para recuperar y conservar la cuenca, pues si hay agua para todos, todos están convocados a su cuidado y ahorro. Fue muy importante la incidencia de otros actores externos como las universidades, Colciencias, colegios y la CAR (no con la mentalidad sancionatoria sino como apoyo técnico y logístico) pues la comunidad se da cuenta que no está sola en esta tarea.
Lo que hemos logrado con la recolección del aceite de cocina usado es que nuestra comunidad entienda que si se sigue arrojando este residuo, el cual es altamente contaminante a nuestras cañerías o directamente a las fuentes hídricas seguiremos haciendo un gran daño no solo al recurso hídrico, sino también a los seres vivos que habitan estos ecosistemas, con el aceite de cocina recolectado hemos podido transformarlo en jabones y otros derivados los cuales ya forman parte del uso diario de las familias de nuestra población.
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