El permafrost es el suelo compuesto por roca, sedimentos, hielo y materia orgánica, que permanece a una temperatura de 0°c o menos durante dos o más años consecutivos. Gran parte del permafrost se formó durante la última era de hielo. Se encuentra en climas fríos de altitudes o latitudes altas y está situado debajo la capa activa, a una profundidad de hasta 1.500 metros. Ocupa aproximadamente el 25% de la superficie de la Tierra, principalmente en Alaska, Canadá, Rusia, China y Escandinavia. El aumento de las temperaturas ha generado la pérdida de la capa de permafrost, con serias consecuencias:
- Debilitamiento e inestabilidad de los suelos
- Deterioro de los ecosistemas
- Pérdida de lagos
- Deslizamientos de tierra
- Erosión de las costas
- Daños en la infraestructura
Con el deshielo del permafrost la materia orgánica preservada en el permafrost se descompone y se libera en la atmósfera en forma de dióxido de carbono y metano, los dos principales gases de efecto invernadero, aumentando la temperatura global y acelerando el deshielo del permafrost.