El cambio climático es una realidad amenazante que ha puesto en riesgo el futuro del planeta y de todos los seres vivos que habitamos en él.
Como bien sabemos, estos son algunos de sus más graves efectos:
- El nivel de GEI en la atmósfera ha aumentado en un 40 % desde la época preindustrial.
- Las temperaturas medias mundiales aumentaron en 0,76°C en los últimos 100 años.
- La pérdida de humedales reduce la calidad y disponibilidad del agua, la seguridad alimentaria y la biodiversidad.
- Los océanos se están calentando, la nieve y el hielo se están derritiendo y el nivel del mar está subiendo.
- Los fenómenos climáticos extremos se están intensificando.
- Los desastres se han multiplicado en sólo 35 años.
No obstante, los humedales son una solución natural al cambio climático dado que ayudan a mitigar sus impactos:
- Absorben y almacenan grandes cantidades de carbono de forma natural.
- Las turberas cubren el 3 % de la tierra y almacenan aproximadamente el 30 % de todo el carbono terrestre, el doble de la cantidad combinada de todos los bosques del mundo.
- Protegen las costas de los fenómenos meteorológicos extremos, actuando como amortiguadores de mareas tormentosas y tsunamis, protegiendo a las poblaciones costeras de las inundaciones.
- Reducen las inundaciones y retrasan las sequías, evitando desastres más frecuentes e intensos.
- Actúan como depuradores del agua, controlan las inundaciones.
- Albergan más de 100.000 especies conocidas de agua dulce y además, son esenciales para muchos anfibios y reptiles y también para la reproducción y migración de las aves.
“Los humedales sanos son fundamentales para la mitigación del cambio climático, la adaptación, la biodiversidad, la salud y la prosperidad humana”, Leticia Carvalho, coordinadora principal de asuntos marinos y de agua dulce del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Fuentes:
@comunidadplanetaazul @BcoOccidente @bco_occidente @bancosaval @BancosAval
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