El agua, un recurso natural esencial para garantizar la vida de todos los seres que habitamos en este planeta está amenazado por el cambio climático.
Todas las manifestaciones del cambio climático afectan negativamente los recursos hídricos.
Por las altas temperaturas se produce el deshielo de glaciares y casquetes polares, se sube el nivel de ríos y océanos poniendo en riesgo de inundación a las zonas costeras y a las poblaciones de las riberas de los ríos.
Las aguas de los océanos se calientan y absorven altos niveles de CO2 afectando la supervivencia de los ecosistemas marinos.
La disminución en los niveles de lluvia tiene como consecuencia las sequías en varias zonas del planeta donde se presenta la escasez de agua que afecta a las poblaciones más vulnerables.
Debido a la falta de agua miles de personas tienen que migrar de sus lugares de orígen creando en el mundo un movimiento migratorio que aumenta cada vez más y causa problemas socioeconómicos.
Los cambios impredecibles en los ciclos de las lluvias afectan a los cultivos y por ende la seguridad alimentaria está amenazada.
Las altas temperaturas disminuyen la cantidad de oxígeno en el agua alterando su composición y poniendo en riesgo la vida de millones de niños y adultos y a los ecosistemas.